Dios también me concedió la bendición de visitar Corea junto con el amigo que me condujo a Sion.
Más que sorprenderme que alguien de Corea predicara la palabra, me impactó descubrir que la existencia de Dios Madre estaba registrada en la Biblia.
Para el pueblo del cielo son el estándar de vida.
No era momento de pensar en mi posición como pastor ni en mi orgullo.
—Fue el tiempo que perdiste en tu rosa lo que la hizo tan importante.—