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El día deportivo más feliz

21.03.011887
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  • Mi papá se va a trabajar a las 2 de la mañana y regresa a casa alrededor de las 2 de la tarde, excepto un día a la semana.

    Mi papá subasta frutas en un mercado mayorista.

    Cuando estaba en la escuela primaria, no entendía por qué mi papá tenía que irse a trabajar en la madrugada, y simplemente me desagradaba que no pudiera asistir al día deportivo.

    Cuando yo estaba en tercer grado, mi papá, como de costumbre, me dijo que no llegaría al día deportivo.

    En el día deportivo hubo bailes, un juego de piñatas y una pista corta por grado. Finalmente llegó el momento de la carrera de relevos, lo más destacado de la jornada deportiva.

    Al ser baja, me costaba mucho ver el relevo debido a todos los adultos altos y estudiantes mayores.

    Estaba de puntillas y estirando el cuello lo más que podía cuando de repente la vista se hizo más clara y se sintió una brisa fresca.

    Mi papá me sostenía en lo alto.

    Todavía podía ver el sudor en su rostro por el trabajo.

    Debe de haber venido directamente a mi escuela tan pronto como terminó su trabajo, buscándome entre la multitud, corriendo por todas partes.

    El día deportivo de ese año, que estuvo acompañado por la sonrisa feliz de mi padre, permanece en mi corazón como el recuerdo más feliz.
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