#3
Algún tiempo después, Hailey fue invitada a la fiesta del príncipe como en el cuento de hadas. Perdió su zapato de cristal en el palacio mientras intentaba irse apresuradamente antes de la medianoche, al igual que en el cuento de hadas.
Pasaron varios días y el príncipe visitó cada casa con un zapato de cristal, buscando a su dueña. Finalmente, el príncipe llegó a la casa de Hailey. Aunque hubo obstáculos de la madrastra y sus hermanastras, Hailey pudo mostrar el otro zapato de cristal y se convirtió en la novia del príncipe. Ahora, Hailey realmente vivirá feliz para siempre, ¿no es verdad?
Hailey se preparó para convertirse en princesa, imaginándose con un vestido nuevo todos los días y probando comida deliciosa. Pero su alegría no duró mucho. Su hermoso rostro en el espejo comenzó a verse solitario.
Un día, Hailey salió a la calle para calmarse. Cielo limpio y despejado, lago cristalino, árboles a lo largo de la calle… Mucha gente estaba de pícnic con sus familias en el césped. Dondequiera que mirara Hailey, había gente riendo alegremente. ¡Fue justo entonces!
—¡Tommy! ¡Tommy!
La voz preocupada de alguien que buscaba a su hijo llamó la atención de Hailey. Una joven con el rostro cubierto de lágrimas buscaba a su hijo con urgencia.
—¿Mamá?
Hailey no podía apartar los ojos de la joven que se parecía a su madre.
—Definitivamente es mamá…
Un anciano que estaba arreglando zapatos cerca del lago, miró a la joven sintiéndose mal por ella.
—Qué pena, aún no lo ha encontrado. Lleva horas buscando a su hijo… Justo en ese instante, un niño llegó corriendo, escuchando la voz de su mamá. Hailey se sorprendió mucho cuando vio la cara del niño. Tenía una cicatriz de quemadura en la cara.
—¡Mamá!
—¡Tommy!
La joven abrazó a su hijo y derramó lágrimas de alegría.
—Tommy, ¿dónde estabas? Mamá te ha buscado en todas partes…
—Lo siento, mamá. Había tantas cosas interesantes. Mirando por todas partes, ni siquiera me di cuenta de que me había perdido.
—Está bien. ¡Has vuelto ahora!
La joven regresó a su casa, sosteniendo con fuerza la mano del niño. Hailey se quedó allí, mirándolos. Hailey no pensó en su madre, que estaría llorando todos los días buscando desesperadamente a su hija que había desaparecido repentinamente. Se olvidó de su madre, que no puede ser feliz ni un solo día sin ella.
—Mamá debe de estar buscándome con esas mismas lágrimas…
Hailey regresó a casa y comenzó a sentirse mal. Estaba tan enferma que ni siquiera podía levantarse de la cama.
Un día, cuando llevaba varios días en su cama, el ángel se le apareció de nuevo.
—¿Hailey?
Hailey abrió los ojos ante la brillante luz y rompió en llanto cuando vio al ángel.
—¡Ángel, por favor llévame con mi mamá! Debe de estar buscándome. No, quiero decir, realmente la echo de menos.
—Te convertiste en Cenicienta como querías. ¿No estás feliz? Como soñaste, te has vuelto guapa y vivirás en el espléndido palacio con hermosos vestidos, comiendo platillos deliciosos.
Hailey había estado soñando con eso, pero no pudo encontrar la felicidad en ningún lado.
—Si regresas al pasado, tendrás aún la cicatriz de quemadura en tu cara y los niños podrían burlarse de ti. ¿Aun así quieres hacerlo?
—¡Sí, no me importan esas cosas!
—respondió Hailey sin titubear.
El ángel sonrió y abrió de par en par sus alas plateadas con una sonrisa. Y cayó polvo de plata sobre la cabeza de Hailey.
#4
Hailey abrió los ojos. Papel tapiz colorido, escritorio pequeño, cama blanda… estaba acostada en la cama de su habitación.
—¡Vaya, he vuelto!
Hailey salió corriendo a la sala de estar.
—¡Mamá, mamá! Me ha estado buscando, ¿verdad?
La mamá de Hailey estaba preparando el desayuno en la cocina. La miró sorprendida.
—¿Sabes cuántas veces te llamé para venir a desayunar? Ja, ja, ja.
—¿Eh?
Hailey miró fijamente a su madre por un rato y luego sonrió ampliamente.
—¡Ah, fue un sueño! —pensó.
—¡Princesa, ven a comer! —llamó mamá a Hailey con voz amable.
—Mamá, ya no quiero ser una princesa.
—¿Por qué? Realmente querías serlo.
Hailey respondió con seriedad:
—Ser bonita no dura mucho. Cenicienta y Blancanieves fueron perseguidas porque no tenían mamá. Si no estoy con usted, no creo que pueda ser feliz, aunque me convierta en princesa.
—Ya veo. Eso hace muy feliz a mamá.
—En cambio, me convertiré en su princesa, ¡una princesa que es bonita para usted!
La mamá de Hailey le dio un fuerte abrazo. En los brazos de su mamá, Hailey se sentía más feliz que cualquiera de las princesas de los cuentos de hadas.