En el último año de la escuela secundaria este año, quise vestirme apropiadamente para ser un ejemplo para los miembros del área de estudiantes de Sion. Así que enseguida ordené en Internet un par de zapatos con buenas críticas. En cuanto los recibí, me los probé, pero estaban un poco apretados para mis pies. Estaba emocionada ante la idea de ir a rendir culto, usando mis zapatos nuevos. En el Día de Reposo, fui a Sion con los zapatos puestos, en lugar de usar mis zapatillas deportivas. Los zapatos eran un poco incómodos, pero tolerables. Sin embargo, en el camino de regreso a casa, sentí un gran dolor en los pies. A diferencia de las zapatillas deportivas con acolchado suave, los zapatos tenían suelas delgadas y duras, y sentía el impacto cuando mis pies tocaban el suelo. Una caminata corta de no más de 500 metros se sintió como mil millas. De repente recordé al Padre celestial. El Padre recorrió accidentados caminos de montaña con sus zapatos viejos una y otra vez, para encontrar a sus hijos perdidos. Solo después de haber experimentado dolor en los pies al usar los zapatos, pude comprender el sacrificio del Padre. Doy gracias al Padre por haber recorrido el camino del evangelio por nosotros, incluso en circunstancias difíciles.
