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Vitalidad para la obra del evangelio

20.11.154796
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  • Soy maestra del área de estudiantes femeninas de mi Sion.

    Solo tengo hijos varones.

    Así que al principio me sentí confundida y agobiada porque no sabía cómo tratar a las colegialas adolescentes.

    Sin embargo, contrariamente a mis preocupaciones, he aprendido muchas cosas de ellas.

    También he estado ganando energía para la obra del evangelio. Doy gracias al Padre y a la Madre.

    Hace poco, me emocionó el Campamento de Invierno para Estudiantes que se llevó a cabo durante sus vacaciones.

    Hubo un seminario bíblico entre los programas.

    Se reunieron en grupos y eligieron un tema para su presentación bíblica. Dividiendo los roles, se prepararon cooperativamente para el seminario.

    Ninguna de ellas se quejó. Juntando sus ideas, discutieron el tema a veces con seriedad y a veces con alegría. Me sentí muy orgullosa de ellas.

    Estaban siguiendo plenamente las palabras de la Madre: “Realicen la obra del evangelio, estando unidos”.

    Aunque soy imperfecta en muchos aspectos, ellas me siguen obedientemente, diciendo: “¡Maestra, maestra!”.

    En ocasiones, me dan sobres de café instantáneo y bocadillos que han preparado. Son muy encantadoras, les estoy muy agradecida.

    ¡Nuevas hermanas que son frescas y lindas!

    ¡Hermanas del área de estudiantes de secundaria del último año, que son maduras y dignas de alabanza!

    ¡Dios bendiga a todas mis amadas hermanas!
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