La comida en nuestra Sion es muy deliciosa. No es porque haya un menú especial. Incluso las simples sopas de soja y de algas son deliciosas. Cuando le pregunto a la esposa del jefe de templo el secreto del buen sabor, siempre dice: “Es una cucharada de amor”. Entonces digo en tono de broma: “Supongo que la comida que cocino en casa no es tan deliciosa porque no tengo amor”. Un día, la ayudé en las tareas de la cocina. En ese momento, la vi orando continuamente, aún cuando añadía una cucharada de salsa de soja o una pizca de sal. Entonces una miembro le preguntó: “Anciana, ¿por qué está orando?”. “Oro a Dios para que me ayude a que la comida sepa como si hubiera sido preparada por la Madre, cuando los hermanos la coman.” Cuando dijo: “Es una cucharada de amor”, pensé que no tenía ningún significado especial, pero en realidad era el secreto del buen sabor. Creo que el amor de la Madre hace que la cocina se sienta cálida siempre que entro. Aquel día, aprendí a dar un cálido amor a los miembros de Sion. Como lo aprendí, llenaré mi corazón con el amor de la Madre, teniendo una sonrisa gentil en mi rostro, hablando consideradamente, y comportándome con amabilidad para poder entregar el cálido amor a mis hermanos.
