No tengo ninguna especialidad. Por eso, cuando me dan algo que hacer, empiezo a preocuparme. Afortunadamente, hay un versículo bíblico que calma mis preocupaciones.
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Fil. 4:13)
Como Dios me fortalece, aunque soy débil y deficiente en muchos aspectos, confío en que puedo hacerlo todo. Padre y Madre celestiales, gracias por concederme toda la fuerza estando a mi lado y alentándome.