Lee Hyeong-hui
“Entonces consultó David a Jehová, diciendo: ¿Iré contra los filisteos? ¿Los entregarás en mi mano? Y Jehová respondió a David: Ve, porque ciertamente entregaré a los filisteos en tu mano. […] Y los filisteos volvieron a venir, y se extendieron en el valle de Refaim. Y consultando David a Jehová, él le respondió: No subas, sino rodéalos, y vendrás a ellos enfrente de las balsameras. […] Y David lo hizo así, como Jehová se lo había mandado; e hirió a los filisteos desde Geba hasta llegar a Gezer.” (2 S. 5:19-25)
David le consultó a Dios antes de ir a la batalla contra los filisteos. Dios le prometió la victoria a David y le dijo que subiera. Más tarde, cuando los filisteos invadieron nuevamente el valle de Refaim, David volvió a consultarle a Dios. Sin embargo, a diferencia de la última vez, Dios le dijo a David que fuera a atacarlos por detrás en lugar de por delante. Como resultado de seguir la palabra de Dios, David obtuvo una gran victoria. Aunque las mismas fuerzas enemigas habían invadido el mismo lugar, David no se basó en sus propios pensamientos o experiencias previas, sino que siempre consultó con Dios. E incluso Dios le dio una forma diferente de llegar a la victoria.
Lo mismo ocurre con el evangelio. Confiar en experiencias anteriores o en nuestras brillantes habilidades de predicación, no nos llevará a la victoria. Obtendremos la victoria si seguimos la guía de Dios. Me gustaría ser una hija que gane siempre la victoria espiritual siguiendo la palabra que Dios nos da según el tiempo.