“¿Con qué limpiará el joven su camino? Con guardar tu palabra. Con todo mi
corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti.” (Sal. 119:9-11)
“Papá, ¿cómo limpia la lluvia el auto?”
“El agua lava toda la suciedad y hace que el auto quede limpio.”
Muchos automóviles en Los Ángeles se ven polvorientos o sucios debido a la
mala calidad del aire. Nuestro automóvil siempre necesita un lavado incluso unos días después de la limpieza. Ahora que lo pienso, debe de ser el más feliz cuando llueve. A través de esta simple onversación con mi hijo pequeño, el Padre y la Madre celestiales me permitieron reflexionar sobre la palabra de Dios. ¿Cómo puedo mantenerme puro y limpio? Solo puedo hacerlo a través de la palabra del Padre y la Madre celestiales, que es el agua de la vida. Quiero ser un hijo fiel que siempre obedezca las palabras de Dios y las estudie a diario, para que mi alma pueda regocijarse bajo la gracia del Padre y la Madre todo el tiempo.