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Jardín de Gracia

La voz de la Madre que anima a sus hijos

2025.1231
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  • Un día presencié una carrera de atletismo de alumnos de primaria.

    “¡En sus marcas, listos, ya!”

    Los corredores comenzaron a correr dando pequeños pasos ágiles, mientras las gradas, llenas de padres de familia, estallaban en fervorosos ánimos. Entre ellos, una madre corría junto a la pista, palmoteando y gritando con fuerza el nombre de su hijo. Tenía una razón para animarlo más que nadie: su hijo, cuyas piernas no eran completamente rectas, quedaba atrás de los demás corredores. Aun así, el chico avanzaba con energía, mirando fijamente hacia adelante. Y su madre corrió con él hasta que alcanzó la línea de meta.

    ¿Cómo pudo el niño no rendirse, aun viendo que estaba muy por detrás de los demás corredores? Seguramente fue gracias a la voz de su madre. Al escuchar su aliento, el niño debió haber sentido la determinación de terminar la carrera sin falta.

    Entonces me pregunté: “¿Estoy yo también corriendo la carrera de la fe como este niño? ¿Estoy escuchando la voz de mi Madre celestial que me llama, o simplemente corro sin rumbo?”

    Nuestra Madre celestial, sabiendo que comprendo lentamente los misterios de Dios, me ha alentado siempre. Igual que aquella madre que gritaba el nombre de su hijo, nuestra Madre del cielo ora constantemente mencionando mi nombre, para que pueda continuar la carrera de la fe sin detenerme.

    Yo también me concentraré en sus palabras y completaré sin falta el camino de la fe creyendo firmemente en la promesa de que, cuando acabe mi carrera, me está guardada la corona de justicia (2 Ti 4:7-8).
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