Fui a una misión de largo plazo a una región en donde ya había estado para una misión de corto plazo anteriormente. Estaba ocupada cuidando de los miembros que guie a Sion anteriormente, y en consecuencia no tuve tiempo de evocar mis viejos recuerdos. Me sentí avergonzada de mí misma porque mis metas del evangelio eran solo acerca de incrementar el número de frutos. Con la resolución de complacer al Padre y a la Madre celestiales encontrando obreros del evangelio que llevaran a cabo la misión del evangelio, caminé más de una hora para llegar a nuevos lugares de predicación.
Nuestros hermanos ya habían predicado diligentemente allí, por lo que muchas personas
ya habían escuchado sobre el Día de Reposo y la Pascua. Sin embargo, no querían scuchar el mensaje de salvación por segunda vez, así que pasé dos semanas sin poder predicarle a nadie con la Biblia. Poco a poco me sentí cansada. Perdí la confianza de encontrar sin falta a mis hermanos, y me llené de dudas: “¿Habrá algún hermano aquí?”. En ese momento, recordé algo que escuché en Corea.
“¡Dios nunca hace sufrir a sus hijos en vano!”
Amén. Me di cuenta de que Dios debe de haberme enviado a la India porque sin duda hay hijos que encontrar. Con tal fe, prediqué diligentemente el evangelio en la vasta tierra de Bhopal. Entonces, llegué a una casa con imágenes relacionadas con el cristianismo. Me detuve y toqué la puerta. Una madre salió por la puerta. Me explicó que ya no asistía a ninguna iglesia porque se decepcionó por las acciones ilegales de su anterior iglesia. Aun así me recibió en su casa y dijo que había estado orando fervientemente a Dios para ncontrar la verdadera iglesia. Desde entonces, la visitaba a diario para predicarle las palabras de la Biblia. Me sentía agradecida de que hiciera un tiempo para escuchar la palabra de Dios todos los días. Sin embargo, ella estaba más agradecida conmigo, y en pocos días, toda su familia recibió una nueva vida como hijos de Dios.
Resulta que la hermana Debora había escuchado la verdad de los miembros de Sion hacía un año, y había prometido recibir una nueva vida, pero luego perdió el contacto. Se debió a que la hermana se mudó por el tiempo en que Sion se trasladó a otro lugar, y su úmero de contacto también cambió. La hermana derramó lágrimas de alegría, diciendo que Dios le había dado una segunda oportunidad de ser salva.
La hermana creció cada día, creyendo firmemente que Dios vino en la carne conforme a las profecías de la Biblia. Su esposo también considera preciosas las leyes de Dios e incluso cambió su día de descanso al sábado para adorar a Dios. Los días en que el hermano no podía venir a Sion, la hermana venía a Sion con sus hijos en autobús. Luego, se transfirió a una Sion que fue establecida cerca de su casa, y escuché que se dedica a servir a Sion, y hasta llevó su primer fruto. Al escuchar que la hermana obedece las enseñanzas de la Biblia y se esfuerza por almacenar bendiciones en el cielo, me llené de gratitud.
Han pasado seis meses desde que conocí a la hermana. A veces suspiro de alivio. ¿Qué habría pasado si no hubiera predicado en la aldea donde la hermana vivía, solo porque la verdad ya había sido predicada allí? Podría haber perdido un alma que anhelaba a Dios. Otros miembros también se sorprendieron y dijeron: “Prediqué mucho en esa aldea. ¿Por qué no pudimos encontrarla?”.
Hace poco me mudé a un nuevo campo del evangelio y estoy sembrando las semillas de la palabra de Dios en esta nueva aldea. No importa dónde esté. Empezaré de nuevo con una mentalidad renovada porque hay hijos de Dios que lo buscan con ansiedad. Deseo encontrar rápidamente a los hermanos que esperan la voz de la salvación sinceramente.