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Entendimiento

El entendimiento de una hija inmadura

2019.0497
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  • Durante mi infancia, crecí en un internado. Estaba lejos de casa y mis amigos y, sobre todo, lejos de mi familia. Allí hice muchos amigos nuevos y disfruté de mi vida cotidiana.

    Pero un día, me enfermé gravemente. Mi madre se preocupó mucho en cuanto escuchó la noticia, y me llevó a casa. Mis padres pasaron toda la noche cuidando de mí, olvidando su sueño, aunque estaban realmente cansados. Gracias a su amor
    y cuidado, pude mejorar en tan solo tres días. Estaba tan involucrada en mi nueva vida en el internado que solo quería regresar a la escuela de inmediato. Mis padres querían que me quedara más días para poder curarme por completo, pero sin
    considerar sus sentimientos, insistí en regresar a la escuela.

    Aunque estaban desconsolados, me llevaron de regreso. Mi madre se sentía preocupada de dejarme sola, por lo que me preguntaba una y otra vez si me sentía bien, o si quería regresar a la casa. Fue la primera vez que vi a mi madre tan triste y preocupada, pero me negué a regresar a casa. Estaba tan neciamente cegada que no pude entender sus sentimientos.

    Los días pasaron, y el internado decidió tener un día al mes para reunirnos con nuestra familia. Era el único día que mis padres y yo podíamos vernos. Mi madre me visitaba todos los meses porque mi padre tenía que trabajar. Cada vez que venía, traía muchas cosas. Solía irritarme y avergonzarme de ella, en lugar de sentirme agradecida. Le decía que traía más de lo necesario, y solía gritarle sintiéndome frustrada cada vez. No podía entender los ocultos esfuerzos de mi madre, que escogía todas esas cosas pensando con detenimiento lo que necesitaría. No comprendí el amor de mi padre que trabajaba arduamente para poder proporcionar todas esas cosas necesarias para la salud y felicidad de su hija.

    De repente un día, después de muchos años, todo empezó a verse diferente. Las lágrimas cayeron por mis mejillas. Estaba avergonzada y arrepentida ante mis padres por no entender su amor y sacrificio debido a mi propio placer.

    Ahora, veo a mis Padres celestiales a través de mis padres físicos. Así como mi madre quería llevarme a casa y tenerme a su lado cuando estaba enferma, el Padre y la Madre celestiales están tan llenos de amor que incluso vinieron a este mundo para llevarnos de regreso al hogar eterno. Pero ya que estaba cegada por los placeres mundanos, no pude comprender su amor tan ansioso que espera que regresemos. ¡Qué desconsolados deben de haber estado el Padre y la Madre viendo que sus hijos los rechazaban!

    Así como mis padres me dieron todo, dispuestos a trabajar arduamente, el Padre y la Madre del cielo nos dan muchas bendiciones para el bienestar de nuestros espíritus. Sin embargo, sin entender la voluntad de Dios, me quejaba: “¿Por qué siempre soy yo quien tiene que hacer todas las cosas y atravesar todos estos problemas?”.

    Estoy muy arrepentida ante mi Padre y mi Madre celestiales por hacerlos sufrir tanto hasta ahora. De ahora en adelante, quiero hacer felices a los Padres celestiales haciendo mi mejor esfuerzo en todas las circunstancias y obedeciéndolos. Y seré
    madura y su alegría, encontrando a nuestros hermanos y hermanas perdidos y llevándolos rápidamente de regreso a sus brazos.
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