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Entendimiento

Mi madre

2019.05207
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  • Nací en un pueblo de montaña. Mi familia estaba formada por mis tres hermanos y mi madre. Nunca supe a dónde había ido mi padre. Mi madre se quedó sola. Tenía dificultad para oír y era callada. Otras personas la consideraban sorda. Sin importar lo que dijeran, ella seguía siendo mi madre y nosotros éramos sus hijos.

    Para solventar nuestros gastos de educación y comida, mi madre cruzaba montañas escarpadas de cuatro a cinco horas para llegar a la ciudad todos los días.

    Allí, recibía de 50 a 55 kg de artículos y los entregaba a unas tiendas pequeñas de mi pueblo. Ese era su trabajo. A veces, el dueño de alguna tienda le daba bocadillos para comer en el camino de regreso, pero ella nunca los comía sola; siempre los compartía con sus tres hijos, y solo se quedaba con la cuarta parte. Aunque tenía hambre, se envolvía la cintura con una tela y caminaba largas distancias una y otra vez, solo por sus hijos.

    Un día, cuando mi escuela estaba cerrada, seguí a mi madre a su trabajo. Mientras subía una colina cargando una bolsa que recibí en la ciudad, descansé un momento, bebiendo agua. Estaba tan cansado que me acosté en el suelo con los brazos abiertos. Cuando desperté, sorprendida, mi mamá me estaba abrazando en sus cálidos brazos. Era un niño tan inmaduro que le di más cargas.

    En la temporada de lluvias, mi madre no podía ir a la ciudad porque los ríos se desbordaban, y por eso iba a un mercado en el campo. Aunque sus pies estaban cicatrizados y empezaban a pudrirse, nunca se preocupó por sí misma, sino únicamente por sus hijos, y así iba a trabajar un día más. Me dijo que a veces tenía ganas de acabar con su vida en un río, pero se detenía, pensando en sus hijos que vagarían por el mundo sin sus padres. Ella vivió solo por sus hijos.

    Reflexionando en el pasado, a través de mi madre, recuerdo el gran sacrificio de la Madre celestial. No importa lo que la gente diga de Ella, sigue siendo mi Madre y nosotros somos sus hijos. ¡Qué agotador debe de ser para Ella llevar la carga de nuestros pecados! Para proteger a sus hijos, ora por nosotros con ansiedad hasta desgastar sus rodillas. ¿Cómo soporta esos tormentos de la vida y pruebas aun cuando añora tanto el reino de los cielos?

    La Madre celestial estuvo dispuesta a dar su propia vida por sus hijos cuando vino a la tierra. Pensando solamente en sus hijos, hoy también soporta los sufrimientos de la vida. Por su gran amor y sacrificio, realmente le doy gracias.
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