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Un Versículo Grabado en Mi Alma

Un alma que verdaderamente busca a Dios

2019.01194
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  • Hace tiempo, mi iglesia recibió la gran bendición de convertirse en iglesia principal. Fue una gran bendición y un asunto muy feliz, sin embargo, me avergoncé ante Dios por no haber ayudado en nada a la obra del evangelio. Un día leyendo la Biblia, leí un versículo.

    Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. (Jn. 4:23)

    Al leer este versículo, sentí con todo mi corazón que era verdad, que los verdaderos adoradores existían y que debía salir a buscarlos con un corazón humilde solo deseando que ellos también fueran salvos.

    Hasta entonces cuando predicaba la verdad, podía guiar algunas almas a Sion, pero no obedecían la voluntad de Dios, y eso me desanimaba. Sin embargo, oré con ansiedad a Dios que pudiera encontrar a los hermanos, los verdaderos adoradores, sabiendo que está cada día más cerca el tiempo de volver al reino celestial.

    Después de unos días, Dios respondió a mi pedido, y lo más maravilloso fue que utilizó a mi esposo para poder encontrar a un verdadero adorador.

    Mi esposo trajo a su amigo a casa mientras yo preparaba la cena. Me pidió que le enseñara a su amigo la verdad del Padre y la Madre celestiales. En ese momento me alegré mucho, y con una gran sonrisa empecé a predicar las palabras de vida. Mientras yo enseñaba, mi esposo ayudaba alumbrando la biblia con su linterna para que su amigo pudiera ver mucho mejor. Su amigo escuchaba con atención y quería saber más acerca del Dios verdadero. Ya que estaba muy entusiasmado por seguir aprendiendo, lo invitamos a venir a la iglesia para estudiar. Él vino puntualmente a Sion a la hora acordada, estudió las palabras de Dios unos días, y llegó a recibir la bendición de una nueva vida. Fue muy emocionante. Mi esposo y yo estábamos muy agradecidos con Dios Elohim por permitirnos nuestro primer fruto juntos.

    Con la ayuda de Dios, deseo seguir buscando a mis hermanos y hermanas, los verdaderos adoradores.

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