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El Evangelio del Reino en Todo el Mundo

Con paciencia y gratitud

2019.0363
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  • El amor eterno y el gran sacrificio del Padre y la Madre celestiales están contenidos en la Pascua del nuevo pacto. Aun cuando el Padre y la Madre celestiales recorrían el camino del evangelio lleno de sufrimiento y dolor, su único gozo era encontrar a sus hijos perdidos. Al comprender esto, íbamos a una misión de corto plazo a la ciudad de Passi todos los domingos para agradar al Padre y a la Madre. Nuestra meta era encontrar a nuestros hermanos y hermanas perdidos con el corazón del Padre y la Madre, y establecer Sion para que pudiéramos cumplir la misión del evangelio dada por Dios.

    Passi es la cuarta ciudad más grande de la provincia de Iloilo ubicada en el sudeste de Panay. La mayoría de las personas creen en el catolicismo; se aferran firmemente a sus propias tradiciones y creencias enseñadas por los hombres. Aunque les predicábamos mucho, no aceptaban fácilmente la verdad. El primer domingo, desafortunadamente volvimos a Iloilo sin ningún buen resultado del evangelio.

    El siguiente domingo, el resultado fue el mismo. A pesar de eso, continuamos sembrando las palabras de Dios en los corazones de las personas sin rendirnos. Nos animábamos mutuamente, diciendo que debía haber cierta voluntad de Dios detrás de la situación, y nunca perdimos nuestra determinación de establecer Sion. Comprendimos que no podíamos hacer nada sin la ayuda de Dios, y oramos ansiosamente a Él, que es la fuente de toda sabiduría y amor.

    El tiempo pasó muy rápido como una flecha. El noveno domingo fuimos nuevamente a Passi y predicamos con seriedad acerca de nuestros Salvadores de esta época y la verdad de la Pascua. Como dice la Biblia: “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora” (Ec. 3:1), creímos firmemente que debía haber un determinado tiempo para que brotara la semilla del evangelio y se estableciera allí el reino del evangelio. Así como Josué y todos los israelitas en el Antiguo Testamento rodearon siete veces la ciudad de Jericó y gritaron al unísono de manera que el muro se derrumbó, también fuimos a Passi nueve veces, creyendo que sin duda tendríamos el resultado del evangelio. Tocamos valientemente la trompeta del evangelio unánimes, con la esperanza de que los corazones de la gente se abrieran.

    Finalmente, la semilla que se sembró, creció en el corazón de un alma, y ella recibió una nueva vida. Mientras tanto, otra persona mostró interés en la palabra de Dios. Ella es la hermana Cristy, a quien predicamos justo antes de partir de allí. El domingo siguiente, la hermana estudió la palabra de Dios con su amiga. Se sorprendieron de que Dios mismo hubiera venido a la tierra con la verdad de vida para la humanidad que gemía en la agonía de la muerte. Y dieron gracias a Dios por permitirles conocer el misterio del reino de los cielos. Después de comprender la verdad, se esforzaban al máximo para venir a la Sion de Iloilo y recibir la bendición de la salvación, aunque les tomaba más de una hora viajar en autobús. A pesar de las dificultades y obstáculos a causa de la temporada de lluvias, guardaban constantemente el Día de Reposo y daban gracias a Dios cuando llegaban a Sion.

    La hermana Cristy siempre decía: “Gracias a Dios Padre y Dios Madre”, incluso antes de renacer como hija de Dios Elohim. Siempre estaba llena de gratitud cada vez que aprendía las profecías de la Biblia. Cuando supo que estábamos planeando establecer la Sion de Passi, se ofreció voluntariamente para ayudarnos a encontrar un buen lugar. Ahora trata de guiar a su familia a la verdad. Realmente oro para que la hermana continúe obedeciendo las palabras de Dios y se convierta en una fiel obrera del evangelio.

    Al ver a las preciosas almas nacer de nuevo, me di cuenta de cuánto se sacrifica la Madre celestial para dar vida a cada alma. La palabra “gracias” nunca es suficiente para expresar nuestra gratitud a la Madre por su gran amor.

    A través de los viajes misioneros de corto plazo, comprendí que Dios se complace con sus hijos que siempre están llenos de gratitud en todo, sea en situaciones favorables o desfavorables. Agradezco al Padre y a la Madre por enseñarme a ser lo
    suficientemente paciente.

    Mientras recorremos el camino de la fe, podemos enfrentar muchas dificultades y obstáculos para encontrar a nuestros hermanos y hermanas perdidos. Sin embargo, no olvidaremos que el cielo nos está esperando. Teniendo en cuenta las palabras de la Madre celestial de que nuestro sufrimiento en la obra del evangelio es un buen sufrimiento, marcharemos al paso de las profecías.
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