Son Chae-eun
Escuché la noticia de que los estudiantes de ASEZ, el Grupo de Universitarios Voluntarios de la Iglesia de Dios Sociedad Misionera Mundial, llevarían a cabo la Campaña de ASEZ contra la Violencia Verbal. Nunca esperé que un tema así se usara para una campaña; porque era de sentido común que no debemos abusar verbalmente de otras personas, lo cual todos aprendimos desde la infancia a través de libros ilustrados, libros de texto de moral y anuncios públicos.
En el sitio web de ASEZ, sin embargo, me sorprendió ver las tarjetas de noticias y vídeos relacionados. Descubrí que el abuso verbal no solo incluye insultar y criticar a los demás. Distorsionar los hechos exagerándolos sin pensar y menospreciar a otras personas, era todo abuso verbal; podría haber estado cometiendo este tipo de violencia inconscientemente.
Entonces examiné cuidadosamente los ejemplos de palabras de aliento. Entre ellos, encontré las “palabras que admiten nuestras faltas”. Aprendí por primera vez que no solo las cálidas palabras de aliento, sino también las palabras que admiten humildemente las faltas de uno y se disculpan, pueden empoderar a otras personas.
Había estado diciendo palabras sin pensar mucho en cómo afectarían a los demás. Así que hubo momentos en los que sin querer herí el corazón de otros, lo cual me desconcertó. Cuando aprendí que una actitud tan irresponsable conduce al abuso verbal, resolví cambiar.
Todo se puede expresar con palabras, así que realmente quería transmitir tiernas palabras de consuelo y aliento a la gente. Me propuse formar el hábito de usar un lenguaje hermoso, y al menos una vez al día hablaba tiernamente con al menos una persona al día. Después de establecer una meta, llegué a pensar dos veces en las palabras que normalmente usaría y continué esforzándome por pronunciar palabras positivas.
Como dice el refrán: “Las palabras se convierten en acción y luego en hábito”, creo que diré buenas palabras espontáneamente y haré buenas obras si sigo esforzándome constantemente.