Oh Seung-gwon, Nakano Misako
#1
Ahora no es fácil predicar el evangelio plenamente como antes, debido a la pandemia de la COVID-19. Sin embargo, se llevó a cabo en todo Japón un festival de predicación titulado “Llevemos Buenos Frutos”, en obediencia a la palabra de la Madre de “mostrar más amor y cuidado a nuestra familia y conocidos, ya que los tiempos son difíciles”. Una hermana fue guiada a Dios durante el festival.
Asistía a una organización religiosa en Japón con sus padres y su hermana mayor cuando era niña. Sin embargo, no encontró más que contradicciones en la educación doctrinal que recibió allí, independientemente de su voluntad. Decepcionada por la corrupción de los miembros y su estilo opresivo, después de ser mayores su hermana mayor y ella llegaron a la conclusión de que allí no estaba la verdad y dejaron de asistir. Posteriormente, deambuló buscando la verdad que debía estar en alguna parte, pero luego se alejó poco a poco de la religión en medio de la vida diaria ocupada. Sin embargo, nunca dejó de pensar que debía existir el Creador del universo.
Nuestro Dios Creador le extendió su mano de salvación. Fue a través de su compañera de trabajo, que se estaba esforzando al máximo por guiar un alma a la salvación a través del festival de predicación. Al escuchar las palabras de la Biblia de parte de su colega, la hermana mostró gran interés y vino a la iglesia. Después de estudiar la verdad profundamente, dijo aplaudiendo:
“¡Esta es realmente la verdad!”
Se bautizó llorando. Y llamó a su hermana mayor de inmediato y expresó su alegría: “¡Hoy encontré la verdad!”. Al escuchar la noticia, su hermana mayor también visitó Sion con su hermana menor, estudió la Biblia y renació como hija de Dios.
Su hermana menor también guio a su hija mayor y a su hija menor que siempre acostumbraba decir: “Mamá, yo era un ángel. Dios me dio un amor especial”. Además, transmitió las nuevas de salvación a su amiga que vive lejos. Al escuchar las palabras de la Biblia brevemente por teléfono, su amiga exclamó: “Ahora que he oído estas palabras, no puedo quedarme simplemente sentada. Voy para allá”. Y viajó 620 km en tren expreso y recibió la verdad.
La obra de la salvación planeada por Dios se llevó a cabo sin falta incluso en una situación en la que las cosas habían cambiado mucho debido a la pandemia y en la que era difícil reunirse en persona. Más de cuarenta hermanos han renacido en Osaka desde que se declaró la pandemia del coronavirus en abril de 2020. Debe de haber muchas más almas esperando ansiosamente la salvación. Anunciaremos el evangelio sin descanso, siguiendo el ejemplo del Padre y la Madre que todavía están trabajando
para salvar cada alma.
#2
Me complace compartir una fragancia de Sion llena de gracia desde Kioto a través del festival de predicación.
Prediqué el evangelio a mis compañeros de trabajo varias veces. Sin embargo, muchos de ellos tienen prejuicios sobre la religión y no se interesaban en la Biblia ni en Dios. Algunos de los colegas incluso me ignoraban o expresaban su incomodidad acerca de mi predicación, porque tenían opiniones negativas contra el cristianismo. A medida que la gente comenzó a evitar incluso conversar con alguien debido a la pandemia de la COVID-19, parecía aún más difícil predicar las nuevas de salvación.
Sin embargo, el festival de predicación comenzó en septiembre y fue una portunidad para tener un punto de inflexión. Al recibir el mensaje de la Madre de que “no debemos dejar de llevar a cabo nuestra misión de salvar almas hasta que entremos en el reino de los cielos”, obtuve nuevas fuerzas y comencé a mirar a mi alrededor para ver a quién podía predicar, recordando mi forma de pensar que tenía al principio, que era predicar el evangelio con todo mi corazón, considerando preciosa cada alma. Sin embargo, necesitaba más valor para volver a predicar el evangelio porque recordé todos los fracasos y frustraciones del pasado. Confiando aún más en Dios, porque Él siempre nos ayuda, y pidiéndole fe y valor mediante la oración, prediqué la verdad a los que me rodeaban uno tras otro.
Muchos se sorprendían porque nunca habían escuchado la palabra de Dios, y el trayecto para llevar buenos frutos del evangelio todavía se sentía lejano. Sin embargo, mientras seguía intentándolo sin rendirme, Dios me permitió encontrar un alma más hermosa que una joya. La persona que recibió la bendición es una empleada que trabaja en el edificio de mi compañía.
Al principio solo nos saludábamos brevemente, pero luego le pregunté si podía escuchar mi predicación y estuvo dispuesta a hacerlo. Le predicaba cada vez que tenía algún tiempo libre en el trabajo y ella me escuchaba atentamente sin señalar mi escasa habilidad, y aceptaba que la Biblia es verdadera y que Dios Madre existe. Nunca podré explicar suficientemente el gozo que sentí cuando afirmó que quería seguir escuchando mi predicación.
Un día, abrió su corazón y me contó todos los momentos difíciles que había atravesado. La hermana había llevado una vida difícil incluso desde su infancia. Después de compartir conmigo su historia, dijo entre lágrimas: “Después de contarte mi historia, me siento muy feliz. Parece que hubiera sido salva”, así que dije: “Solo Dios puede consolar nuestro corazón herido”. Expresó sin dudarlo que quería convertirse en hija de Dios, y vino a Sion antes de que comenzara el culto del Tercer Día, recibió la promesa de la salvación y también guardó el culto piadosamente.
Doy muchas gracias a Dios Elohim por guiar su alma a Sion. Sé que la misión que Dios me ha dado es buscar diligentemente a las almas que desean ser consoladas en Dios y anhelan el cielo, como la hermana. Proclamaré el evangelio sin rendirme hasta que se cumpla en todo Japón la profecía de Dios: “El pequeño vendrá a ser mil, el menor, un pueblo fuerte” (Is. 60:22).
Oro para que la esperanza y las bendiciones se desborden en todo Japón y en el mundo entero, y que la humanidad escuche las nuevas de salvación y obtenga paz tanto física como espiritual en este año nuevo.