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El Evangelio del Reino en Todo el Mundo

Las bendiciones del evangelio que comprendí en Gorakhpur

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  • Gracias al Padre y a la Madre celestiales, fui a predicar el evangelio en Gorakhpur, en el norte de la India. Fue mi segunda misión del evangelio en el extranjero, posterior a la primera que realicé en Patna, Bihar, India. Gorakhpur era totalmente diferente de Patna. Había una gran cantidad de intelectuales, las mujeres tenían libertad y las calles estaban limpias.

    Un año antes de nuestro viaje a Gorakhpur, los miembros de Corea y la India fueron a predicar allí. Me contaron que algunos cristianos de mente cerrada obstaculizaron su predicación. No obstante, el director de una oficina pública observó su comportamiento injusto y los reprendió. Aunque era hinduista, se conmovió por la cordialidad y las buenas obras de nuestros miembros, y expresó: “Puedo ver fácilmente qué grupo enseña la verdad”. De esa manera, ellos glorificaron a Dios.

    Mientras escuchaba sus historias, pensé en por qué la Madre celestial me había enviado a un lugar donde era complicado predicar el evangelio. Y recordé la palabra del Padre de que vendría por segunda vez. Hace dos mil años, el Padre fue despreciado y se burlaron de Él. No obstante, Él prometió venir de nuevo porque amaba muchísimo a sus hijos. Si Él no hubiera venido a la tierra por segunda vez, ninguno de nosotros habría tenido la oportunidad de ser salvo. Por esa razón, la Madre permitió que el evangelio se predicara en Gorakhpur de nuevo. Era la voluntad de la Madre para dar la vida eterna a las almas en ese lugar. Comprendiendo el profundo amor de la Madre, me sentí agradecido y contento por haber recibido la bendición de establecer Sion.

    Sintiendo fortaleza y fervor, rogué a Dios que abriera la puerta de la predicación y prediqué la palabra de Dios. Dado que tenía que predicar solamente a los cristianos, tenía que ser cuidadoso en todo momento. Muchas veces tuve miedo, pero las personas que conocía en esos momentos me consolaban, diciendo: “Estás haciendo un buen trabajo. Sin importar a quién prediques, nunca tengas miedo. Te ayudaré”. Además, conocí a algunas personas que decían con admiración: “Estás haciendo un maravilloso trabajo. ¿Por qué no conocí antes la verdad perfecta de Dios?”.

    Conocí a un profesor y le prediqué el evangelio. “Eres un gran profesor de la Biblia. Deben de haberte educado excelentemente”, indicó. Cuando lo escuché decir eso, entendí qué bendecido era por haber aprendido la verdad de la Biblia y conocido al Padre y a la Madre celestiales que son los secretos de la Biblia. Me recordé a mí mismo que estoy predicando el evangelio que hasta los ángeles envidian, y me jacté de nuestro Padre y nuestra Madre celestiales que son los mejores profesores del mundo.

    Al ver a los cristianos de Gorakhpur seguir a los pastores, y no la voluntad de Dios, pude sentir que la región era estéril y oscura espiritualmente. De nuevo, pude confirmar que se me había confiado la gran misión de alumbrar a las personas la voluntad de Dios como hijo de la luz y reformador religioso de la época del Espíritu Santo.

    Fue un tiempo invaluable en el que pude despertar espiritualmente, llenar mi lámpara del aceite de la fe, y recobrar la fuerza espiritual. Fue una oportunidad para llevar buenos frutos, atesorar el amor y sacrificio de Dios, y renovar mi esperanza en el cielo. Quiero conservar este maravilloso entendimiento y guardar mi fe firme hasta el día de regresar al cielo. Doy sinceras gracias al Padre y la Madre celestiales por concederme grandiosas bendiciones.
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