Incluso con la misma cantidad de luz solar y agua, no todas las plantas crecen al mismo ritmo. Hay muchas razones para los distintos ritmos y la “tierra” es una de ellas. Si la tierra no está bien compactada o si le faltan nutrientes, las plantas crecen lentamente.
En Dios, recibimos las palabras del agua de la vida y el alimento espiritual para nuestra alma.
Si sentimos que nuestra fe está estancada, debemos mirar atrás para ver si el campo de nuestro corazón está bien labrado.