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Entendimiento

La Madre se preocupa por sus hijos

2020.11305
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  • Un niño se tragó accidentalmente una batería más pequeña que una moneda. Mientras los miembros de la iglesia inducían al niño a vomitar para que expulsara la batería, su madre no pudo evitar sentarse y perder toda su energía, llorando en silencio. Después de que lo indujeron a vomitar, su madre seguía muy preocupada por él y no sabía qué hacer. Pero al niño simplemente no parecía importarle su preocupada madre; solo corría por todos lados, jugando y saltando sin siquiera sentir pena por su madre, como si nada malo le hubiera pasado.

    Antes de dormir, mi esposo me dijo: “¿Cómo es que a ese niño no le importaba nada su preocupada madre? ¿Cómo es que actuaba como si todo estuviera bien? Tenía muchas ganas de darle una nalgada”. En ese momento, recordé a la Madre celestial que debe de haber estado muy preocupada y triste por sus hijos que ignoraron la voz de Dios y en cambio siguieron su deseo pecaminoso. Así que le dije a mi esposo que pensara en cómo actuamos en el cielo con nuestro Padre y nuestra Madre celestiales, y él asintió con la cabeza en silencio.

    El día siguiente era la Fiesta de las Trompetas, cuando debíamos tocar con fuerza la trompeta del arrepentimiento. Me di cuenta de que soy una grave pecadora que luchó contra el Padre y la Madre y los deshonró en el cielo. Al comprenderlo, no pude controlar mis lágrimas. Incluso en esta tierra, fui una hija pródiga y egoísta que dio dolores y preocupaciones a la Madre celestial. En mi mente daba vueltas el pensamiento de que yo no era diferente del niño que nunca se preocupó por el dolor y la tristeza de su madre.

    Aunque pidiera disculpas a Dios y le diera todo lo que tengo, nunca podrá compararse con su gran sacrificio. El dolor y el sufrimiento que le causé a la Madre celestial nunca podrá ser eliminado, y como resultado, ni siquiera merezco ser perdonada. Sin embargo, Dios se complace más con el arrepentimiento de los pecadores, porque su única esperanza y felicidad es que nos arrepintamos de nuestras transgresiones y recibamos la bendición del perdón de pecados.

    Realmente doy gracias eternas al Padre y a la Madre celestiales por permitirme guardar las preciosas fiestas a través de las cuales puedo recibir la bendición del perdón de pecados, y por darme entendimiento. Siempre que piense en lo mucho que sufre la Madre celestial debido a mi ambición egoísta y mi arrogancia, sin falta recordaré quién soy en esencia. Para aliviar la carga que la Madre celestial lleva por mí, sin duda dedicaré por completo los días restantes de mi vida en la tierra a cumplir la misión del evangelio, para que el reposo eterno que la espera en su cielo llegue muy pronto.
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