Mientras me dirigía a Sion, vi esta nube que parecía una flecha y apuntaba a Sion.
Me hizo pensar que así como Dios guio a los israelitas con una columna de nube en el tiempo del Éxodo, todavía está guiándonos en el desierto espiritual incluso en este mismo momento. También me hizo pensar que Dios estaba mostrando la dirección a nuestros hermanos perdidos, diciendo: “¡Huid a Sion, no os detengáis!”.
Doy gracias al Padre y a la Madre celestiales por llevarnos a la santa Sion y consolarnos en su nido de amor.