Era un desperdicio tirar los restos de tela, así que hice un paño de retazos. Corté los trozos de tela torcidos y arrugados de cierto tamaño y los alisé con una plancha, y luego los arreglé de acuerdo con sus colores y diseños y los cosí. Cuando las piezas de tela estaban separadas, no se veían bien, pero cuando estaban juntas, se convirtieron en una decoración maravillosa.