Una revista de información de la vida diaria realizó una encuesta sobre “tipos de personas con las que no queremos viajar”. De acuerdo con el resultado de la encuesta, “los que siguen irreflexivamente”, “los que siempre se quejan” y “los que solo expresan sus opiniones obstinadamente”, ocuparon lugares destacados en la lista. A nadie le gustaría un compañero que transfiera toda la responsabilidad a los demás sin hacer ningún esfuerzo durante el viaje a un lugar desconocido, o que se queje de todo sin tolerar ni una simple variable. Tampoco es fácil hacer un viaje con aquellos que son muy obstinados acerca de dónde ir y qué comer cuando cada uno prefiere diferentes lugares o comidas.
“El verdadero viaje de descubrimiento no consiste en buscar nuevos paisajes, sino en ver con nuevos ojos” (novelista Marcel Proust).
Un viaje significativo con otros, requiere una serie de virtudes, como consideración, respeto por los demás, comprensión y concesión.
Nuestro camino hacia el reino de los cielos con nuestros hermanos espirituales es similar a un viaje. En este viaje, podemos encontrarnos con repentinas lluvias torrenciales o desviarnos y hacer un rodeo. En tales situaciones, si constantemente nos quejamos o pasamos la responsabilidad a otros, nuestro viaje se hará más difícil.
Si verificamos la dirección de nuestra fe con la Biblia como nuestra brújula, y prestamos atención a las palabras de los hermanos con consideración en lugar de expresar nuestras opiniones obstinadamente, nuestro viaje será más alegre y beneficioso. Sobre todo, nunca olvidemos que Dios está con nosotros. Ya que Dios nos guía en el camino correcto y día tras día nos fortalece con sus palabras de agua de la vida, ¡qué alegre y grato es nuestro viaje!