Ámsterdam, Países Bajos
La sangre de un donante salva tres vidas.
Los recuerdos conservados comienzan a desvanecerse con el tiempo.
Siempre agradeceré a Dios Elohim, los Maestros de mi alma, por enseñarme adecuadamente en el momento apropiado.
A los ojos de Dios, somos mucho más hermosos y preciosos de lo que pensamos.