Teh Yong Tatt / Malasia
A comienzos de agosto, los miembros de ASEZ WAO de la sucursal de Kuala Lumpur II participaron en la restauración de las paredes exteriores de una escuela en Kampung Baru, Kuala Lumpur. Con el fin de transmitir energía positiva y activa en una escuela establecida hace 60 años, se decidió pintar un mural sobre los temas de protección ambiental y educación.
Los miembros se reunieron a las cinco de la mañana, limpiaron los alrededores de la pared, repararon las grietas y comenzaron a pintar. Aunque trabajaron desde muy mañana hasta la tarde, soportando el calor abrazador, los miembros llenaron el muro con hermosos colores sin sentirse cansados por la emoción de servir. Algunos transeúntes se detuvieron para animarnos, e incluso algunos se unieron a ayudar.
Cuando el mural estaba casi terminado, bajo un entorno cálido, de pronto se acumularon nubes oscuras y comenzó un fuerte aguacero. Los miembros recogieron rápidamente las herramientas y se refugiaron. Fue doloroso ver cómo la pintura recién aplicada se borraba con la lluvia. Entonces, uno de los miembros corrió con un paraguas para proteger el mural, y pronto otros se unieron formando una fila de paraguas frente a la pared. Aunque la pintura se lavó, el entusiasmo de los miembros permaneció firme.
Por motivos de seguridad, tuvimos que detener el trabajo. Cuando cesó la lluvia, vimos el muro y las pinturas se habían corrido dejando las marcas. Pensamos que todo nuestro esfuerzo se había perdido, hasta que un miembro del personal de la escuela señaló una parte del mural y dijo:
-¡Parece una aurora! ¡Es realmente hermoso!
Los colores del arcoíris y las nubes se mezclaron, y realmente parecía una aurora. Él nos pidió que tomaran una foto con el mural de la “aurora” como fondo. Todos reímos y sentimos que nuestro ánimo se aligeraba.
En ese momento comprendí que la mirada positiva de una persona puede cambiar la perspectiva de todos. También recordé cuán importante es el papel de una sola persona en la obra del evangelio. A través de una persona que contempla la profecía con la fe firme en las promesas de Dios, muchos despertarán y finalmente se completará la obra del evangelio en todo el mundo.
Al día siguiente, bajo un cielo despejado, completamos el mural. Al ver las sonrisas de los profesores y estudiantes, sentí una gran satisfacción y alegría.
Aunque ayer y hoy haya llovido, eso no significa que mañana también lo hará. Creo que los esfuerzos sinceros de hoy contribuirán a un futuro más brillante para nuestros vecinos y la sociedad. Espero que a través del servicio voluntario constante podamos seguir sembrando felicidad y valor en los corazones de muchas personas.