Decidí hacer tanghulu (bocadillo tradicional chino de fruta confitada) como una forma más deliciosa de comer las fresas que se habían servido en la fiesta de cumpleaños de mi madre. Puse las fresas en broquetas, las sumergí en jarabe para cubrirlas bien y las coloqué en un plato una por una. El tanghulu solo tiene éxito cuando el jarabe se endurece para formar una cáscara crujiente, por lo que puede hacer un sonido crujiente y llenar su boca de dulzura al morder. Sin embargo, en mi caso, el jarabe no se endureció por más que esperé. Finalmente, le di a mi madre solo tres de las veinte fresas, que se habían endurecido por completo. Después de probar el tanghulu, mi madre me pidió un poco más. Cuando me negué, diciendo que mis tanghulus habían sido un fracaso, ella dijo que estaba bien. Estaba avergonzada, pero le di todos los tanghulus sobrantes. Ella disfrutó las fresas, diciendo que también estaban deliciosas. Me sentí orgullosa de verla comer con gusto. Algo similar ocurrió cuando preparé comida para el cumpleaños de mis padres: el hotteock (panqueque dulce coreano hecho con masa de levadura y relleno de nueces dulces) se endureció, la sopa se enfrió y la comida se quemó. Aun así, mis padres disfrutaron mi comida. Es por eso que puedo preparar nuevos platos cada año, a pesar de mis escasas habilidades para cocinar. El amor y el apoyo de mis padres me dan la fuerza para volver a levantarme, en lugar de desanimarme. Papá y mamá, ¿también recibirán mi comida en su cumpleaños el año que viene?
