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Entendimiento

Equipo de protección personal espiritual

2020.04489
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  • El 23 de enero de 2020 a las 6 p. m., se confirmó el primer caso de la nueva infección por coronavirus en Singapur. Apenas una hora antes de que la noticia se publicara, asistí a una reunión urgente sobre las precauciones contra el nuevo coronavirus en el mismo hospital que ahora alberga el caso inicial en Singapur. Los recuerdos desgarradores de médicos superiores que habían atravesado el SARS en 2003, saturaron la habitación, resultando en su sincero énfasis de adherirse a las estrictas precauciones y múltiples palabras de ánimo a los médicos jóvenes.

    Pronto nos designaron a cada sector; nos preparamos dividiéndonos en equipos para enfrentar las urgencias. El equipo al que me asignaron trabaja en el área donde el paciente puede perder la vida, y dependiendo de la situación, el equipo podría ser criticado severamente. Ya que nuestro equipo trabaja acercándose a los pacientes de casos confirmados, no se nos permite mezclarnos con el personal de otros equipos, somos rechazados por los taxistas y evitados por los servicios de entrega de alimentos. Incluso en tal situación, tenemos que estar alertas las 24 horas del día, enfrentando una lucha solitaria.

    Durante la reunión, me preguntaba cuántos días más tendríamos antes de que el primer caso apareciera y si podríamos tener un Año Nuevo Lunar pacífico. Ese mismo día apareció el primer caso de COVID-19 en Singapur. Recordé la palabra de la Biblia: “No te jactes del día de mañana”.

    Como el nuevo coronavirus se puede expandir rápidamente, nuestro equipo de protección personal (EPP) es indispensable. Mis colegas, que ya habían asistido a casos confirmados y sospechosos, ingresaron en la sala de aislamiento al ponerse firmemente su EPP y estuvieron a merced del rigor de nuestro protocolo de seguridad y la calidad del equipo. ¿Alguien atendería a un nuevo paciente con COVID-19 sin EPP? ¡Definitivamente no! A nadie le gustaría estar infectado con el virus.

    Sin embargo, incluso sin ese virus, toda la humanidad ya está expuesta a la muerte cada día sin darse cuenta. Siguiendo la misma lógica, ¿no debería también cada ser humano en la tierra ponerse rápidamente el EPP espiritual? Así como necesitamos usar el EPP contra los virus, todos debemos estar vestidos de Cristo para la seguridad de nuestras almas.

    Cada vez que me pongo el EPP en las salas, recuerdo lo bendecida que soy de vestirme de Cristo a través de la Pascua. Entonces me siento muy emocionada y agradecida. ¡Qué aterrorizada estaría si no conociera a Dios Elohim! Así como uno no puede menospreciar ninguna parte de su EPP, quiero estar vestida adecuadamente de Cristo y preparar cuidadosamente toda la armadura de Dios, sin carecer de ningún aspecto.

    Nada inquieta a los hijos de Dios porque estamos recibiendo la protección especial de los Padres celestiales. Estoy agradecida porque es Dios quien protege mi vida y garantiza la vida eterna. Gracias Padre y Madre por permitirme recordar constantemente su amor en mis actividades cotidianas.

    Padre y Madre celestiales, por favor abran el camino para que alumbremos su gloria en un momento aparentemente difícil. Por favor tenga misericordia de aquellos que sufren por los desastres y ayúdenlos a ellos y a los que nos rodean, para que encuentren refugio seguro en Dios Elohim.
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