Fue un viernes. Cuando apenas habíamos terminado nuestro almuerzo, escuchamos las noticias sobre la escasez de agua en toda la zona de Mandaluyong. Según las noticias, la escasez de agua podía durar desde esa noche hasta la noche del lunes, así que la gente debía almacenar más agua antes de perder acceso al suministro. No tener agua por tres días ya era excesivo y podíaafectar enormemente nuestras actividades diarias en casa. Los residentes estaban muy frustrados. Sin embargo, pensé que esto realmente no me afectaría y seguí con normalidad en lugar de preparar agua. Cuando llegué a casa, abrí el grifo pero no había ni siquiera una gota de agua.
Entonces comencé a preocuparme, sin saber en dónde podía pedir agua. En cuanto me asomé por la ventana, vi a mucha gente apurada; todos tenían sus propios recipientes y botellas y buscaban dónde conseguir agua. Le pedí agua a mis conocidos, pero tampoco tenían. Entonces, una hermana me llamó y me dijo que tenía una reserva de agua, por lo que debíamos obtener el agua antes de que se fuera. Fue un alivio.
Después de algunos días, descubrí que no solo la ciudad de Mandaluyong, sino aproximadamente seis millones de personas en el área metropolitana se vieron afectadas por la escasez de agua. El gobierno dijo que tardaría tres meses más restablecer el suministro normal de agua. El nivel de agua de la reserva alcanzó su nivel más bajo en doce años, y la temporada de sequía constante y El Niño provocaron todo esto. La lluvia era realmente necesaria.
Al sufrir el corte de agua, entendí una cosa: el agua es un recurso realmente importante en nuestra vida. Nadie puede vivir en esta tierra sin agua. Para vivir, necesitamos encontrar un lugar donde haya agua.
De la misma manera, nuestras almas necesitan agua: el agua de la vida que viene del Espíritu y la Esposa. Según las profecías de la Biblia de que quienquiera que reciba
el agua de la vida ciertamente vivirá y no morirá, nuestras almas pueden vivir cuando reciben el agua de la vida. Dios Elohim descendió a esta tierra en la carne y trajo la lluvia espiritual, que es la palabra de Dios, y la derramó en este mundo que es como un desierto.
El agua para mantener la vida de las personas es limitada y tenemos que pagar por su costo. El agua de la vida del Padre y la Madre celestiales es diferente; no tiene fin y quienquiera que desee puede recibirla gratuitamente.
Así como un tanque provee de agua a las casas sin suministro, desempeñamos el papel de tanques de agua espirituales que entregan el agua de la vida a quienes no la tienen. Hemos recibido el agua de la vida de la Madre celestial gratuitamente en todo momento. Nosotros también debemos cumplir fielmente nuestra misión de entregar la palabra del agua de la vida a los demás para así guiarlos a Sion.
Sion establecida en todas partes del mundo es la evidencia del sacrificio sin fin de la Madre por la humanidad. Imagino el día en que todas las personas logren apreciar el valor de la bendición del Padre y la Madre celestiales y corran a Sion sin ninguna duda.