Una hermana trajo una planta de plátano a Sion para que la plantáramos. Pero parecía no estar en condiciones de ser plantada, puesto que tenía las raíces demasiado cortas y se veía un poco marchita, así que pensamos que no sobreviviría.
Sin embargo, dejé la planta un par de días en agua antes de ponerla en la tierra. Unos días después de plantarla, comenzó a secarse y parecía que estaba muriendo aunque diariamente la regaba. Así pasaron algunas semanas viendo a la planta marchitarse poco a poco. Un día, dispuesta a arrancarla, primero le quité la parte superior que estaba totalmente muerta.
Pero para mi sorpresa, dentro de esa parte muerta estaban creciendo unas hermosas y nuevas hojas verdes. Así que terminé de arrancar toda la parte muerta que tenía y ahora está creciendo hermosamente en nuestro jardín.
“En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad.” (Ef. 4:22-24)
Por eso nuestro Dios nos dice que desechemos todo lo malo y viejo que tenemos para que el Espíritu Santo que mora dentro de nosotros pueda surgir y obrar, y así podamos crecer también hermosamente como hijos de Dios.