Hay un pequeño bosque cerca de mi pueblo, donde a menudo vienen las aves. Un día, varios de mis conocidos llegaron a mi pueblo para atrapar aves. Su objetivo eran los faisanes. Pensé que atraparían a las aves usando hondas. Pero me sorprendió mucho ver cómo los capturaban.
En primer lugar, se prepara una trampa para atrapar un faisán y se coloca un altavoz en el centro de la trampa. Se reproduce el sonido de un faisán macho y, poco después, una hembra entra en la trampa. Una vez que el faisán cae en la trampa, nunca podrá salir. Dejando la trampa allí por dos horas, se capturaron ocho hembras de faisanes. Mis conocidos dijeron: “Hoy solo capturamos ocho, pero capturamos cuarenta hace un par de días”. Era asombroso que la gente cazara aves engañándolas con el sonido.
Al ver eso, pensé en nuestras almas. Si alguien cae fácilmente en la tentación debido a la codicia, Satanás le pondrá numerosas trampas. Así como las aves quedan atrapadas en la trampa, caerán en la trampa de Satanás y terminarán alejándose de la salvación.
Cuando pensé en esto, recordé la palabra de Dios: “El diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar”, “No se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo”. Y pude entender más por qué Dios nos dijo que ni siquiera viéramos, escucháramos o dijéramos nada malo. De ahora en adelante, no prestaré atención a las historias que inventaron los falsos profetas, sino que solo diré lo que sea bueno, a fin de dar gracia a los oyentes.
En realidad, el Padre y la Madre celestiales nos cuidan día y noche para que nuestras almas no sean dañadas. Comprendí más profundamente el gran amor de Dios que trabaja sin descanso para llevarnos al cielo. Realmente doy gracias a Dios Elohim por amar tanto mi alma débil.