Como está escrito en Romanos 1:20, el poder invisible de Dios y su deidad se revelan claramente en toda la creación. En particular, Dios puso un poder asombroso en el amor de las madres. A través de dos estudios científicos publicados recientemente en el ámbito académico, fui aún más consciente del valor del amor de nuestra Madre celestial por nosotros.
El primero fue un estudio sobre el envejecimiento humano. Los telómeros, una parte importante del ADN, ayudan a prevenir daños genéticos causados por el envejecimiento. Cuanto más largos son los telómeros de una persona, más tiempo puede vivir antes de sufrir enfermedades relacionadas con la edad. Según un estudio de investigación publicado en la revista Biological Psychology, las personas que crecieron con madres frías (no afectuosas) tenían telómeros un 25 % más cortos en etapas posteriores de la vida que aquellas que tenían madres cálidas y amorosas. Si el amor de las madres terrenales tiene el poder de preservar nuestra vida física, ¡cuánto más el amor de nuestra Madre celestial sostendrá la vida de nuestras almas!
El segundo fue un estudio sobre la depresión presentado en la Conferencia sobre Sistemas de Procesamiento de Información Neural (NeurIPS) en Vancouver, Canadá. Un equipo de investigación descubrió que una parte del cerebro se comporta de manera diferente en personas deprimidas que en personas sanas. Deseando evaluar esta conexión con más cuidado, decidieron experimentar con ratones. Para realizar este experimento, necesitaban hacer que los ratones fueran vulnerables a la depresión. En los seres humanos, uno de los mayores factores de riesgo de depresión en la edad adulta es sufrir un trauma infantil. Al separar a los ratones recién nacidos de sus madres durante 3 horas al día por 20 días, los científicos pudieron hacer que los ratones fueran permanentemente vulnerables a la depresión en el futuro. Una separación tan corta de los ratones recién nacidos de sus madres causó un daño permanente más tarde en su vida.
El amor de una madre tiene un efecto asombroso en sus hijos. A través de los resultados del estudio, llegué a pensar en la relación insondable entre las madres y sus hijos, y recordé lo crucial que es recibir constantemente el amor de nuestra Madre celestial todos los días. También estaba avergonzado por no haber mostrado el amor de la Madre con más seriedad a los recién nacidos espirituales en Sion. De ahora en adelante, me esforzaré más por dar amor a mi familia celestial, para que todos puedan crecer con una fe firme y saludable.