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Fragancias de Brotes Verdes

Ya que no hay nada más importante que la salvación en esta vida

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  • A comienzos del año pasado, en un pequeño pueblo de la provincia de Zambezia, Mozambique, la luz de la verdad brilló sobre mí. Antes, como pastor protestante, había guiado a muchos al camino en donde no se encontraba la salvación. Ahora, que he recibido al Dios verdadero, estoy aprendiendo las enseñanzas del Padre y la Madre celestiales, que vinieron desde el extremo del oriente, con emoción indescriptible como miembro de la Iglesia de Dios. Agradezco profundamente a Dios por recordarse de los hijos de África, en esta tierra lejana, y por enviarnos el mensaje de la salvación.

    Desde joven fui una persona religiosa, y fue hace unos treinta años que comencé el pastoreo en el protestantismo. Aunque no teníamos una iglesia formal, mi familia y nuestros vecinos nos reuníamos bajo la sombra de un árbol para orar y buscar la bendición de Dios. Un día, unos misioneros de otra región llegaron y nos enseñaron que la salvación se obtiene al creer en Jesús. Luego, siguiendo las recomendaciones de los vecinos, me nombraron como líder de la iglesia del pueblo y regresaron.

    Me comunicaba con ellos para administrar bien la iglesia. Ellos visitaban el pueblo solo en ocasiones especiales, como el Día de Resurrección o los funerales. Aunque era una pequeña iglesia, construida al estilo tradicional y conformada por los mismos habitantes del pueblo, durante décadas cuidé a los miembros como pastor para que vivieran correctamente en la fe y me dediqué con esmero al estudio bíblico.

    Un día, mi esposa regresó a casa con una noticia sorprendente. Mientras ella trabajaba en el campo, escuchó de un habitante de otra aldea que hay una iglesia que guarda el Día de Reposo. Hasta entonces, había escuchado de él mientras estudiaba y enseñaba la Biblia mas no sabía con exactitud qué mandamiento era el Día de Reposo. Sin poder contener mi curiosidad, me dirigí inmediatamente a aquel pueblo. No era momento de pensar en mi posición como pastor ni en mi orgullo, porque el único motivo por el que creía en Dios era para recibir sus bendiciones y la salvación.

    Busqué a los miembros de la Iglesia de Dios y confirmé con mis propios ojos, que el día de culto bíblico es el Día de Reposo. Fue como encontrar una luz brillante después de haber estado mucho tiempo en la oscuridad. El Día de Reposo era una verdad de Dios innegable y absoluta. Además, las enseñanzas de los miembros de la Iglesia de Dios sobre la Pascua del nuevo pacto, en la que se promete la vida eterna; sobre la adoración de la cruz, que es idolatría; y sobre Dios Madre, quien nos concede el agua de la vida, eran claras y sin contradicciones. Como había encontrado la verdad que conduce a la salvación, no tenía razones para dudar ni vacilar. Tres días después de conocer la verdad, mi esposa, mis hijos, mis nietos y yo recibimos juntos la bendición de una nueva vida.

    Después de eso, al confirmar las profecías y sus cumplimientos en la Biblia, llegué a tener la plena certeza de la existencia de Dios Padre y Dios Madre, y poco a poco comprendí su amor y sacrificio para salvarnos. La Iglesia de Dios me inspiró confianza porque guarda fielmente los mandamientos de Dios basándose solo en la Biblia. A diferencia de las iglesias que adoran con bailes o tambores, me conmovió poder acercarme espiritualmente a Dios a través de un culto reverente. También me impresionó ver a los miembros del personal pastoral que no buscaban ser servidos por los miembros, sino que los servían con humildad, practicando el amor de Cristo.

    También prediqué la verdad a los miembros de la iglesia que yo dirigía. De ellos, alrededor de ochenta aceptaron la verdad y renacieron como hijos de Dios; esto fue verdaderamente una obra del poder de Dios. Al enterarse de esta noticia, las personas de la denominación a la que yo pertenecía vinieron a verme para intentar que cambiara de opinión. Algunos incluso menospreciaron a la Iglesia de Dios, llamándola “la iglesia dirigida por niños”. Esto se debía a que, en su mayoría, hermanos y hermanas jóvenes predicaban la verdad. Pero no me importaba lo que dijeran los demás, porque estaba seguro de que en la Iglesia de Dios está la verdad de la salvación. Declaré firmemente que nunca volvería a una iglesia que adora en domingo, día que no está en la Biblia.

    A través de las buenas obras de los miembros que ya han recibido a Dios Elohim, la mayoría de los vecinos del pueblo ahora reconocen a la Iglesia de Dios como una buena iglesia. Aunque todavía hay algunos vecinos que niegan la verdad, creo que es solo porque aún no han tenido la oportunidad de examinar profundamente las palabras de la Biblia. Con fe en que también ellos se acercarán algún día al abrazo de Dios, predico la verdad con el corazón del Padre y de la Madre quienes valoran cada alma. Doy gracias a Dios por haberme perdonado, aunque en el pasado guiaba a muchas almas por el camino equivocado, y por haberme concedido la gracia de predicar el evangelio. Tal como aprendí de los profetas de Sion que el Padre y la Madre me enviaron, deseo poner en práctica las enseñanzas de Dios Elohim y dar un buen ejemplo a los hermanos y hermanas. Oro sinceramente para que el Padre y la Madre celestiales me concedan una fe y una fuerza mayores, para seguirlos correctamente hasta el final.

    Durante muchos años viví confundido, tomando la falsedad por la verdad, pero ahora he conocido al verdadero Dios y la verdad. ¡No hay mayor alegría que esto! Me siento feliz de compartir amor cada día con mi familia celestial en Sion. Aquí es un pueblo pequeño, las casas están muy cerca unas de otras y todos conocemos bien las situaciones de los demás, por lo que cuando alguien enfrenta una dificultad, podemos ayudarle de inmediato. De por sí había buena relación entre los vecinos, pero ahora, después de llegar a ser un solo cuerpo en Cristo mediante la Pascua del nuevo pacto, los lazos se han vuelto aún más fuertes. Con el deseo de compartir esta felicidad con más personas, predicaré a Dios Elohim a los vecinos que aún no han recibido la verdad, e incluso a los que viven en otras regiones, con la luz del nuevo pacto, para dar a conocer a Dios Elohim en todo Mozambique.
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